lunes, 25 de diciembre de 2006

KAYROS¡¡¡¡¡

En la mitología griega los dioses Cronos y Kairos mantienen una pugna constante. Cronos es el dios del tiempo real e inexorable, cuyo paso nos lleva inevitablemente al final de los días. Kairos, en cambio, es el dios del tiempo interior de los hombres, el tiempo de los sueños y del espíritu, el que persistentemente nos devuelve a la vida.

El “ cronos” es quien mide nuestro tiempo de vida, basta observar nuestro DNI para saber los años que tenemos, los años que hemos vivido. Los relojes del mundo marcan el “cronos” de cada día.

Es sólo un dato objetivo.

Tengamos una mirada sobre nuestras vidas pero desde el “kairos”, como la tenían los griegos en la antigüedad, es decir la actitud positiva que tenemos frente al tiempo que transcurre.

Cuando reconocemos nuestro Kayros es el momento más adecuado para cambiar.

Kayros significa el momento de la luz , es cuando entendemos lo que hasta ahora no comprendíamos y en el instante en que nuestra mente se abre y encuentra una verdad superior, seamos jóvenes, adultos, o adultos mayores.

Kayros!, hay que operar en ese preciso momento el cambio, y lo más importante, comprometernos con nosotros mismos a realizarlo, luchar hasta convertir la nueva convicción en acción, forzar nuestra voluntad, aunque nos sintamos tentados a regresar

2 comentarios:

.::ViC::. dijo...

Hola amiga! gracias por la invitacion, muy buena la historia del kayros, ya me la habias contado y me emociono muchisimo. Gracias por compartirla asi aprendemos porq a veces las cosas no son cuando uno quiere...
Te kiero mucho y tengo para compartir con vos, algo que me regalo un amigo hace mucho tiempo, se llama felicidad y es una pequeña historia.


Cierto mercader envió a su hijo al más sabio de
todos los hombres para aprender el secreto de la
felicidad. El muchacho anduvo muchos dias por el
desierto, hasta llego a un castillo, que se
encontraba en los altos de una montaña. El sabio
que el muchacho buscaba vivía allí.
Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo,
nuestro héroe entró en una sala y vio una actividad
inmensa; mercaderes que entraban y salían, personas
que conversaban por los rincones, una pequeña
orquesta tocando suaves melodías y había una mesa
cubierta con los platos más deliciosos de aquella
región del mundo. El sabio conversaba con todos y el
muchacho tuvo que esperar dos horas para ser atendido.

El sabio escuchó el motivo de la visita del muchacho
y le dijo que en es momento no tenía tiempo de
explicarle el secreto de la felicidad. Le sugirió que
se diera un paseo por su palacio y volviera despues
de dos horas.

"Quiero pedirte un favor" dijo el sabio, entregando
al muchacho una cucharilla en la que dejó caer dos
gotas de aceite. "Mientras vas caminando, lleva esta
cucharilla sin permitir que se derrame el aceite".

El muchacho comenzó a subir y bajar las escalinatas
del palacio, manteniendo siempre los ojos fijos en la
cucharilla. Cuando pasaron las dos horas, regreso
con el sabio.

Entonces preguntó el sabio:

"Has visto las tapicerías de Persia que hay en
mi comedor?" "Viste el jardín que el maestro
de jardineros se tardó cien años para plantar?"

"Te diste cuenta de los bellos pergaminos
de mi biblioteca?"

El muchacho, avergonzado, confesó que no había
visto nada. Su única preocupación era no derramar
las gotas de aceite que el Sabio le había confiado.

- Vuelve, pues, y conoce las maravillas de mi
mundo, dijo el Sabio. No puedes confiar en un
hombre si no conoces su casa. Ya más tranquilo,
el muchacho cogió la cucharita y volvió a pasear
por el palacio, fijándose esta vez en todas las
obras de arte que pendían del techo y de las
paredes. Vio los jardines, las montañas en
derredor, la delicadeza de las flores, la
exquisitez con que cada obra de arte estaba
colocada en su sitio. Al regresar al lado del
Sabio, relató con pormenores todo lo que
había visto.

- Pero, ¿dónde están las dos gotas de aceite
que te confié? preguntó el Sabio.
Mirando hacia la cucharilla, el muchacho se
dio cuenta de que las habia derramado.

"Pues ése es el único consejo que te puedo dar"
El más sabio de los sabios le dijo al muchacho,
este es el único consejo que te puedo dar.
"El secreto de la felicidad está en mirar todas
las maravillas del mundo sin olvidarte nunca de
las dos gotas de aceite de la cucharita".



Sabes que podes contar conmigo para todo lo que necesites.
besos enormes

.::ViC::.

*.Oxigen@nd0 eL CeReBro.* dijo...

GRACIAS POR PERMITIRME JUGAR VIC; YO TBN TE QUIERO MUCHO